Era el
2004. En aquellos ayeres era yo muy fanático del futbol soccer. Era un
declarado y abierto seguidor de los Pumas de la UNAM en México y del Real
Madrid en España. Fue una época en la que prácticamente cada 15 días iba con mi
papá y mis mejores amigos al estadio de Ciudad Universitaria.
Recuerdo perfectamente que un día por la
tarde/noche venía de regreso del trabajo a casa, escuchando el noticiario
nocturno y cuando llegó el momento de la sección de deportes, abrieron diciendo
que se rumoreaba fuertemente que el Real Madrid estaría invitando ese año a
jugar el trofeo Santiago Bernabeú a los Pumas de México al mítico estadio del
Paseo de la Castellana.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. No lo podía
creer. Tengo el recuerdo nítido del momento preciso. Tuve incluso que orillarme sobre
Calzada del Hueso para digerir lo que acaba de escuchar. ¿Mis dos equipos
del alma enfrentándose? Eso era una cosa de una sola vez en la vida y que muy
difícilmente se podría volver a repetir.
La invitación se estaba fraguando ya que Hugo
Sánchez, aquélla gran estrella del equipo merengue durante la década de los
80's y principios de los 90's era el Director Técnico del equipo Universitario
y su ex compañero de equipo y amigo, Emilio "el buitre" Butragueño
acababa de ser nombrado vicepresidente deportivo del equipo Madrileño.
Recuerdo haber llegado a casa con un chutazo
de emoción a contarle a mi papá. Una parte de mí quería salir corriendo a
investigar como podría comprar boletos y viajar a Madrid a presenciar el
partido. Otra parte, la objetiva, seria y sensata, que desgraciadamente
predomina en mí, me decía que fuera prudente, que unos meses antes, en Abril de
ese mismo año, había viajado con mi camarada a Europa a un crucero por las
islas griegas, a París, a Reino Unido y a Bélgica en un viaje de más de 3
semanas. Era un poco loco regresar a Europa tan solo 4 meses después y con el
gasto que eso implicaba. Además ya me había acabado mis vacaciones
disponibles de ese año en el trabajo. ¿Qué hacer?
Pasaron los días y la noticia se confirmó. El
31 de agosto del 2004 los Pumas de México estarían en el terreno del Santiago
Bernabéu disputando el trofeo con el mismo nombre.
La emoción me volvió a invadir, yo tenía que estar ahí de alguna u otra forma. Las preguntas comenzaron a llenar mi cabeza. ¿Quién me podría acompañar? ¿Cómo podría conseguir entradas? (Esto fue en 2004, nada se conseguía desde un smartphone como hoy) ¿Cómo podría conseguir más vacaciones en el trabajo? No tenía las respuestas pero ya lo había decidido: iba a estar en ese partido.
Comencé a cabildear entre mis amigos quien
pudiera o quisiera acompañarme. Sin embargo, empecé a toparme con pared.
"¿Estás loco?" me dijo alguno. "No tengo dinero" me dijo
otro. "Yo ni le voy a Pumas" comentó alguno más. "Pero si acabas
de estar en Europa" sentenció el último. La emoción empezó a decaer. Mi
sueño empezaba a desmoronarse. No encontraba a ningún otro loco que estuviera
dispuesto a acompañarme en esta aventura.
"Claro, pensé. "¿A quién se le
ocurre tremenda locura?" Recuerdo haber llegado a casa bastante cabizbajo
y mi padre que me conocía como nadie en este mundo, me preguntó que me pasaba.
Le comenté que nadie podía o quería ir conmigo, así que lo más seguro era que
no fuera. Y me contestó de la manera más contundente posible y que quedó
grabada en mí para siempre: ¡Pues vete solo!
Hasta ese momento jamás me había planteado la
posibilidad de hacer un viaje solo y menos a Europa, siempre había viajado
acompañado de familiares o de amigos, sin embargo, en ese momento la idea
empezó a tomar fuerza y forma en mi cabeza.
Por casualidad (o causalidad), a los pocos
días me fui con mi papá a Veracruz a visitar a mi abuelo que vivió en el puerto
jarocho los últimos años de su vida. En algún momento de una tarde cualquiera
sentados en su sala, mi papá sacó el tema del viaje y le comentó
que yo no me animaba a ir porque nadie quería viajar conmigo y porque ya había
tomado mis vacaciones y todas esas telarañas que tenía en mi cabeza. Mi abuelo
sereno, volteó y me dijo con esa sabiduría que solamente los abuelos tienen y
me dijo: "¿Tienes el dinero? ¿Tienes el tiempo y tienes las ganas? Pues no
lo pienses más y vete! Eso es lo único que te vas a llevar a la tumba cuando te
vayas de este mundo, así que no lo pienses más hijo y ve". Nunca olvidaré
ese momento y esas palabras.
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La última foto que me tomé con mi abuelo |
Regresando a la ciudad de México, comencé todos los preparativos. Le pedí permiso a mi entonces jefa de tomarme unos días adicionales de vacaciones y me dijo que sí. Contacté a una vieja amiga propietaria de una agencia de viajes para ver si ellos podían conseguirme boletos para el partido y la respuesta fue que sí. Ellos me vendían todo el paquete, avión, hotel y entrada para el partido. "Curiosamente" todo se estaba alineando. A los pocos días tenía todo listo para irme solamente 4 días única y exclusivamente para ver el partido.
Viajé a Madrid completamente solo en el vuelo 6400 de Iberia
el domingo 29 de Agosto, me hospedé 3 noches en el hotel H10 Villa de la Reina
en el número 22 de la Gran Vía, en pleno centro de la capital española. El
lunes 30 lo dediqué a recorrer Madrid y disfrutar del Museo del Prado y del
Reina Sofía en donde me quedé horas admirando una de mis pinturas favoritas: El
Guernica de Picasso. Caminé, comí, bebí y disfruté la capital española a mi
ritmo y sin prisas, sin tener que ajustarme a la agenda de nadie más que la mía.
En la noche me fui a echar cañitas en diferentes bares cercanos a la Puerta del
Sol con mi tío Pepe y mi tía Rocío a quienes me encontré por
"casualidad" (una más) en el museo del Prado ese día más temprano. Y
fuimos a cenar un exquisito cochinillo al restaurante el Botín (el restaurante
más antiguo del mundo según el récord Guiness).
Llegó el martes 31 y día del partido. Como mi
corazón estaba partido, me puse la camiseta del Real Madrid y encima la de
Pumas. Instalado en mi butaca prácticamente en el medio del campo, ví como salieron a
calentar ambos equipos. Camacho, el director técnico del Madrid, subestimó al
"pobre" equipo mexicano y salió a jugar sin varios titulares. Pumas
por el contrario salió con cuadro de lujo. Ese que le permitió ser el primer bicampeón de torneos
cortos del futbol mexicano. Inició el partido y Pumas se fue con todo,
era su oportunidad de hacer historia y no dejaban hacer nada al equipo blanco.
De
repente, Hugo Sánchez salió del banquillo a dar instrucciones y absolutamente todo el Bernabéu
empezó a corear al unísono el grito de “¡Hugo, Hugo, Hugo!”. Simplemente
impresionante. Al verse rebasado en la cancha, Camacho dio la instrucción a los
galácticos de calentar, así que a unos cuantos metros de mí ví alistarse a
Beckham, a Figo y a Zidane, quienes entraron a jugar minutos más tarde.
Al minuto
70, Israel Castro por el costado derecho (justo del lado que yo estaba en el
estadio) a las afueras del área hizo una pared con el uruguayo Diego Alonso,
quien regresó de primera y Castro sin pensarlo, la prendió con parte externa en
un tiro cruzado maravilloso que terminó al fondo de la portería defendida en
esa ocasión por César. Un golazo de niveles galácticos y que a la postre le dio el trofeo al
equipo mexicano. Marcador final: Real Madrid 0 – Pumas 1. Histórico.
Esta
historia la recuerdo con mucho cariño, por el viaje en sí, por la tremenda
experiencia de viajar solo y asistir al partido pero creo que más por las
palabras y enseñanzas tanto de mi padre como de mi abuelo. Quienes me enseñaron
que la vida hay que vivirla. Que no hay que detenerse. Que hay que aventarse y
que no hay que depender de nadie para hacer las cosas. Si quieres hacer algo,
hazlo. Si alguien se quiere unir excelente, pero si no, eso no puede detenerte.
Al final lo vivido es lo único que nos vamos a llevar el día que termine
nuestro paso por este mundo. Colecciona momentos, no cosas. Hoy se cumplen 16
años de esta experiencia y la guardo en lo más íntimo de mi corazón. Y sí, es
de las cosas que me voy a llevar a la tumba. Gracias pa y abuelo por incitarme
a hacerlo. Creo que nunca les agradecí lo suficiente. Vaya hasta donde estén un
tremendo y cariñoso: ¡Gracias!
¡Hala
Madrid y Goya!
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Pumas levantando el trofeo en el centro del campo y abajo mi boleto de entrada. |