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Patitas viajeras en la Mezquita Azul |
Se encuentra
ubicada a orillas del Bósforo,
estrecho que separa físicamente Europa y Asia, lo que le confiere el privilegio
de ser la única ciudad del mundo que pertenece a dos continentes. Nos
encontramos, sin duda, ante uno de los lugares más fascinantes del planeta. Una ciudad
llena de contrastes, culturas, sonidos, colores, sabores, olores. Mágica y
maravillosamente caótica, muy occidental para ser asiática y demasiado oriental
para ser europea. Iglesias, mezquitas, palacios y sinagogas conviven en
perfecta armonía dotando a la ciudad de una belleza muy singular y
característica. Bienvenidos a Estambul!
Estambul es Bizancio y Constantinopla. Es occidente y oriente. La ciudad de Santa Sofia, la Mezquita Azul y Solimán el Magnifico, el Gran Bazar y los palacios Topkapi y Dolmabahçe. La ciudad del Bósforo, el cuerno de Oro, la torre Gálata y las siete colinas. La ciudad del Hotel Pera Palace y del otrora lujoso Expreso de Oriente que la unía con París.
Estambul es Bizancio y Constantinopla. Es occidente y oriente. La ciudad de Santa Sofia, la Mezquita Azul y Solimán el Magnifico, el Gran Bazar y los palacios Topkapi y Dolmabahçe. La ciudad del Bósforo, el cuerno de Oro, la torre Gálata y las siete colinas. La ciudad del Hotel Pera Palace y del otrora lujoso Expreso de Oriente que la unía con París.
Llegar a esta ciudad desde México no es rápido. No existe un vuelo directo, así que forzosamente hay que hacer alguna escala. Yo volé por KLM, así que la mía fue en Amsterdam. Desde que llegué al aeropuerto de la Ciudad de México, hasta que finalmente entré en mi habitación en Estambul, pasaron nada más 23 horas. ¿Pesado? Sin duda. Pero una vez que te das cuenta la fascinante ciudad a la que llegaste, confirmas que valió la pena el viaje tan largo.
Llegué de madrugada. Así que fui directo a la cama a dormir.
A las 6 de la mañana me despertó una de las cosas que más me impresionaron de
este viaje: el llamado a oración desde las Mezquitas. Así me recibió la ciudad.
Es el primer recuerdo que tengo de ella.
En sus minaretes hay bocinas desde donde con cánticos llaman a todos los
musulmanes a rezo. Esto sucede 5 veces al día.
Impresionante en verdad! No exagero al decir que cada vez que sucedía me recorría el cuerpo un escalofrío difícil
de olvidar.
Acá les dejo un videito que grabé para que se den una idea de lo que les hablo.
Acá les dejo un videito que grabé para que se den una idea de lo que les hablo.
La segunda cosa que particularmente me impactó fue ver a mujeres vestidas con burka y más aún aquéllas que ni los ojos muestran. Esas que tienen una especie de red que no permite que se les vea absolutamente nada. Verlas me generaba un sentimiento indescriptible. Finalmente para nosotros es algo completamente ajeno. Como dije al principio de este post, Estambul es una ciudad de contrastes. Ves a mujeres con burka sentadas al lado de jóvenes con botas y minifalda y maquilladas hasta los pies. Oriente y Occidente conviven en cada esquina.
Me hospedé en el “Hotel Seraglio” (http://seragliohotel.com/ ) en el corazón de la ciudad, en el barrio de Sultanahmet. Literalmente a unos pasos de La Mezquita Azul y de Santa Sofía. Excelente opción de alojamiento por la calidez de la atención y por la excelente ubicación. Mi habitación era súper amplia.
Me hospedé en el “Hotel Seraglio” (http://seragliohotel.com/ ) en el corazón de la ciudad, en el barrio de Sultanahmet. Literalmente a unos pasos de La Mezquita Azul y de Santa Sofía. Excelente opción de alojamiento por la calidez de la atención y por la excelente ubicación. Mi habitación era súper amplia.
Entrando al Hotel Seraglio |
Por alguna extraña razón, desde hacía mucho tiempo me
llamaba poderosamente la atención conocer esta ciudad y en particular la
Mezquita Azul. Entrar en ella fue cumplir un sueño. Fue construida para
competir con la misma Meca, por eso tiene 6 minaretes y no los
tradicionales 4. Esto generó ciertos conflictos y por ello a la mezquita de
Arabia se le construyó un séptimo minarete. El templo se ha ganado la fama de
su color porque es predominante en los 20,000 azulejos que la decoran en su
interior. Como en cualquier mezquita para entrar es necesario descalzarse y las
mujeres cubrirse la cabeza y los hombros. Una vez que estás adentro es como
transportarte en el tiempo. Al esplendor del Imperio Otomano. Es un lugar
místico y mágico. Un lugar atemporal. Un lugar cargado de energía y de
historia. Superó, y por mucho, mis expectativas. Durante la hora de rezo no se
permite la entrada a los turistas.
Mezquita Azul |
Separada de la Mezquita Azul por un jardín, está Santa
Sofia. El símbolo de Estambul. Construida en el siglo VI, sirvió primero como
catedral ortodoxa, luego en el siglo XIII fungió algunos años como catedral
católica y después de la conquista de Constantinopla por los Otomanos fue transformada en Mezquita.
Actualmente es un museo. Su interior es
sobrecogedor. De entrada por su grandes dimensiones. Por su iluminación. Por su
decoración. Es un lugar totalmente ecléctico. Con vestigios de cada una de sus
etapas hoy es como un monumento del sincretismo religioso. Al lado de una
imagen de Jesús te encuentras símbolos musulmanes. Son famosos sus mosaicos, el
más, en el que se ve al emperador Constantino adorando a Jesús. Majestuosa sería la palabra que yo utilizaría para describirla!
Santa Sofía desde afuera |
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Acá su interior |
Si quieren darse una idea muy clara de la vidita que se daban los sultanes allá entre los siglos XV y XIX, no pueden dejar de visitar el Palacio de Topkapi. Hoy convertido en uno de los museos más extraordinarios del mundo en mi opinión. Me gustó mucho "El Tesoro", en donde se pueden ver entre muchas otras cosas, un diamante de 86 quilates y la Daga de Topkapi, elaborada en oro, con diamantes, esmeraldas y piedras preciosas y el "Harén", en donde vivía el sultán, su familia y entre 500 y 800 mujeres. Yo no puedo con una!!!!! Con 500 me vuelvo loco! Cuentan que el sultán salía a su balcón y las doncellas comenzaban a pasear enfrente de él, a la que le dejara caer una flor era la afortunada de pasar con él la noche.
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Al interior del Haren |
Por su ubicación estratégica desde el Palacio se tiene una vista inmejorable del estrecho del Bósforo. Entrar en este maravilloso lugar es como entrar a un Palacio de Las Mil y una noches.
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Puerta de la Acogida. Palacio Topkapi |
Dentro del palacio se encuentra un salón que guarda reliquias tan sagradas para los musulmanes como una de las puertas talladas de la Meca, un pelo de la barba de Mahoma, una huella de una sandalia del profeta y el bastón de David. Yo no sé si son auténticos o no, lo que sí se es que el lugar está impregnado de una energía y una fe religiosa brutales, muchos peregrinos de todo el mundo vienen a rezarle a estas reliquias. Un lugar fascinante. Están prohibidas las fotos.
En los jardines exteriores del Palacio se encuentra el "Museo Arqueológico" que tiene una colección de arqueología clásica, objetos de Estambul a lo largo del tiempo, de Troya y Anatolia. Me impresionó el sarcófago de Alejandro Magno.
Sarcófago de Alejandro Magno |
Durante la época Bizantina se construyeron en la ciudad alrededor de 60 cisternas para que abastecieran de agua a la ciudad, sobre todo para estar preparados en caso de un asedio y tener suficientes reservas. De entre todas, sobresale la "Cisterna de la Basílica". A unos metros de Santa Sofia esta cisterna fue construida pensando en abastecer del vital líquido al "Gran Palacio de Constantinopla" (que hoy ya no existe). Es impresionante el contraste que existe entre el bullicio de la calle y la calma que se siente en la cisterna. El techo está sostenido por más de 300 columnas. Detalle imperdible son las dos columnas que tienen en su base el rostro de Medusa. La leyenda cuenta que se pusieron uno de cabeza y otro de lado para anular sus poderes, que dejaban petrificado a quien la mirara.
Estambul huele a kebab y a especias. Su gente hace vida en los mercados, los puestos están llenos de coloridas verduras, frutas, especias y frutos secos.Además del Gran Bazar y del Bazar de las especias (visitas obligadas aunque muy turísticas) varios mercaditos se esconden en diferentes barrios populares, en donde los puestos me parecieron más auténticos. Los turcos son buena gente, honrada y amable. Son buenos mercaderes y comerciantes y hablan varios idiomas. Reconocen de inmediato la nacionalidad de su potencial cliente y saben como tratarlo para encandilarlo y que compre algo.
Bazar de las especias |
Indispensable resulta recorrer el estrecho del Bósforo y tener así una visión diferente de la ciudad, además de poder visitar el lado asiático. Hay un sin fin de empresas que ofrecen los viajes por crucero. A mí me ayudó la gente del hotel para hacer la reservación. Pasaron por mí al hotel. El recorrido incluía primero recorrer el Cuerno de Oro y después el Bósforo . Nos detuvimos en Kanlica del lado asiático y comí el famoso yogurt con miel, que la verdad no me gustó. La vista de la ciudad desde el barco es impresionante. A orillas del Bósforo se ven unas mansiones espectaculares. Me explicaron que el 97% del territorio turco está en Asia y el 60% de la población total de Estambul, vive del lado asiático y todos los días se mueve al lado europeo para trabajar. El viaje se detuvo en Kiz Kulezi una torre construida en una isleta en la entrada del Bósforo que hoy funciona como café y restaurante.
Paseo por el Bósforo. Palacio de Dolmabahce al fondo |
Salirte de la ciudad y poder apreciarla desde lejos en su total magnitud es una de las más hermosas postales que he visto en mi vida.
Otro lugar emblemático de la ciudad es la plaza Taksim, ubicada en la parte europea, en la zona del mismo nombre, es considerada el corazón de la parte moderna de Estambul. Es famosa por ser el punto de partida de muchas manifestaciones políticas que no han terminado de forma pacífica. Zona repleta de bares, restaurantes y muchos comercios. Yo caminé por la famosa Avenida de la Independencia (Istiklal Caddesi) agradable calle peatonal por donde también pasa el histórico tranvía. Recuerdo haberme metido a una pastelería y haber probado por primera vez en mi vida el tradicional baklava, (pastel turco) lo pedí sin saber lo que era, pero estaba recién horneado y esa fue la razón de que lo quisiera. A partir de ese momento el baklava me atrapó y me volví su fan!
Plaza Taksim |
Y ya que estamos hablando de comida, obviamente no podían faltar mis recomendaciones gastronómicas. Cuatro en esta ocasión. No puede uno ir a Estambul y no comerse un kebab y para ellos tengo dos opciones. La primera es el restaurante Hamdi, recomendado por la gente del hotel como "El mejor lugar de kebabs de Estambul", el lugar es agradable, tiene una maravillosa vista del Cuerno de Oro, los kebabs muy buenos, pero está llenísimo!
Acá les dejo un videíto de la vista del cuerno de oro desde el Hamdi que tomé mientras esperaba para entrar:
La otra opción para comer kebab tiene que ser parado en la calle. Con ese sabor que solo los alimentos callejeros tienen. Además un chilango no puede decir que no se comió uno en la calle, sería como fallar a nuestra propia identidad. Definitivamente este kebab me gustó más. Lo pedí de cordero. Cualquier similitud con la taquería de cualquier esquina de nuestra ciudad es mera coincidencia.
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Kebab callejero |
Apartándome un poco de la comida tradicional turca y asesorado por la maravillosa gente de mi hotel, llegué al elegante restaurante "Anjelique" ( http://www.anjelique.com.tr/english/ ) en la zona de Örtaköy. Considerado uno de los restaurantes más lujosos de Estambul, tanto la comida como la vista que tiene del Bósforo y del Bósforo Bridge no tienen madre. Pedí una ensalada de queso de cabra, un risotto de Langosta y un fondante de chocolate de postre. Todo simplemente espectacular. Un lugar bastante caro pero lo vale. Tienen un DJ residente que está mezclando música y ahí mismo te venden los CD's del lugar. Vale la pena la inversión. Gran lugar! Ya entrada la noche el lugar se convierte en un club así que la gente después de cenar se queda a echar el drink y a bailar hasta ser alcanzados por el amanecer.
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Anjelique. Estambul |
Saliendo de Anjelique en Örtaköy. Al fondo el Bósforo Bridge |
Por último el restaurante "360" ( http://www.360istanbul.com/eng/index.html ). Ubicado en la zona de Beyoglú, ofrece además de un menú internacional bastante interesante y nada ostentoso, una de las mejores vistas de la ciudad y del Cuerno de Oro. Ampliamente recomendable el carpaccio de pulpo y de pez espada y el pulpo a las brasas. Después de cenar, indispensable salir a la terraza a tomarse un Raki (licor anisado típico turco) o una buena cerveza Efes Pilsen y disfrutar de la maravillosa vista.
Hice un day trip a Efeso, la experiencia en sí, amerita dedicarle un post completo así que lo escribiré y acá les pondré la liga.
Mi viaje a Estambul me marcó en muchos sentidos. Es una ciudad maravillosa, llena de contrastes, llena de historia. Única en el mundo por compartir dos continentes. Saberse parado en lo que fue la capital de varios imperios a lo largo del tiempo de verdad que impone. Pero más allá de todo eso, me quedo con la gente. Gente amable. Gente atenta. Gente que se esfuerza por darse a entender y entenderte. Gente con ganas de viajar y conocer el mundo. Gente trabajadora. Recuerdo mucho una plática que tuve con Kenan, el gerente de mi hotel, mientras me invitaba un café turco en la terraza. Me decía que admiraba mucho a Miguel Angel y que moría por conocer Italia y Francia, pero que la Unión Europea les ponía muchas trabas para darles la visa por no formar parte de la Comunidad Europea. Que necesitas tener mucho dinero o ser muy famoso para que te la den. Me contó que tenía trabajando 10 años en la industria turística, había empezado como mesero y así había conocido a su novia, a la que desde que vió por primera vez le dijo que iba a ser suya, fue bell boy, recepcionista y ahora ya era Gerente General. No olvido la mirada en sus ojos y el orgullo que mostraba al contármelo y recuerdo que me dijo: "Me gusta mucho trabajar, en esta vida hay que hacerlo muy duro para lograr todo lo que uno quiere". Me dí cuenta que tenemos muchos estereotipos por tontos. Antes de viajar mucha gente me dijo que tuviera cuidado, que podía ser peligroso, que se robaban a las mujeres, que podía haber un atentado y tonterías por el estilo. Cosa curiosa, Kenan me dijo que le daría miedo venir a México porque era muy inseguro y había leído en los periódicos respecto de la situación que vivía nuestro país. No cabe duda que tenemos que aprender a respetar y entender las diferencias culturales, religiosas y políticas pero creo firmemente que al final somos ciudadanos del mundo y en esencia somos lo mismo, sin importar el lugar en donde te haya tocado aparecer en este planeta. Gracias Turquía por enseñarme tantas cosas. No por nada Napoleón Bonaparte dijo "Si la Tierra fuera un solo Estado, Estambul sería su capital"
Con mi amigo Kenan |